jueves, 4 de agosto de 2011

El Exilio de Carlitos Balá!!

Quiero compartir estas hermosas palabras escritas por el Dr. Raúl de la Torre en el Diario de Cuyo

sobre el gran Carlitos Balá!!
06/06/2011 BLANCO & NEGRO

Exilio de Carlitos Balá

Doctor Raúl de la Torre - Abogado, escritor, compositor, intérprete.

Inesperadamente volvió de ese sitio edificado con olvido y discriminación. Como un aparecido, se sacudió el polvo acumulado durante unos 30 años; de los bolsillos se le caían niños y cascabeles; recibió el merecido galardón, y descargó ante el asombro general esa ingenuidad que conservaba a los 85 años: "¿Qué gusto tiene la sal?" Y seguramente corrió por las venas de los presentes un cosquilleo de vergüenza (propia o ajena), pero una vergüenza que se pesaba y florecía en rostros que de algún modo querían plegarse al sentimiento de reivindicación que la gente en esos momentos encumbraba, aunque algunos de los allí presentes eran cómplices de este fenomenal "olvido".

¿Es posible extraviar a un ser que enamoró durante tantos años a los chicos y dignificó a los grandes con su ternura en brillo, y luego -como si nada- erigirlo en símbolo, casi descubrirlo? Algunas explicaciones hay. Nada es casual, mucho menos en este, tantas veces, insólito país.

Carlitos Balá se paró de frente a las ingratitudes y les extendió de nuevo su mano amable de niño hombre; miró esos rostros de asombro casi indecoroso, y entonces se le cayó del rostro -natural e inocente- su sonrisa sana. A sus 85 estaba firme en sus convicciones: ningún golpe bajo, ninguna palabra soez, ninguna evocación desagradable, ninguna apelación al morbo o la grosería. Su carita ajada de bobo adorable, de pícaro inocente, de amigable simplón, entraba de nuevo, con las manos limpias, a los hogares enrarecidos de tanta hojarasca destilada desde afuera. Y los niños se reencontraron con su viejo espejo abandonado, con su chupete símbolo, con su verdadera infancia forjada a simpleza y sin malicia, y los grandes con el mejor relator de sus recónditas ingenuidades.

El milagro se hizo acto. Desde las cenizas, un hombre profundamente apacible rompe su "desaparición" forzada e irrumpe de nuevo en la escena de un espectáculo marcado por las apelaciones a la ordinariez, las marginaciones de toda laya, los olvidos impiadosos. Y es recibido con alguna mezcla de asombro y cinismo, pero -mayoritariamente- de festejo y regocijo. ¿Qué será ahora de este hombre sencillo y afable que ha venido a despertarnos, a redescubrirnos la ternura? Una duda casi absurda me queda picando en el corazón: ¿Le volverán a recordar que una vez visitó al dictador Videla? ¿Fue este episodio -manifiestamente extra artístico- el que lo marginó de los escenarios? ¿O se trata de esos crueles abandonos que ejercen quienes detentan algún poder, en este caso en el arte y la farándula?

Muchas veces los mediocres tratan de derogar la magia, pero a la larga el sortilegio se los devora en el inocente gesto de una varita agitada con talento. Una idea política puede suscitar respeto en unos y odio en otros. Por eso la guerra civil española mató infinidad de artistas por sus ideas. Y la envidia suele también jugar a la muerte con las personas. Hay seres que se encargan de sembrar el destrozo para ocultar frustraciones, y matar al talentoso porque es la causa de sus sufrimientos, como aseguraba José Ingenieros. Pero un ser humano es invencible si ha dejado una contraseña de luz.
Querido Carlitos Balá: que la sensatez vuelva a encargarse de tu talento.
 GRANDE CARLITOS!!!

1 comentario:

  1. Esta nota se puede definir con 9 letras: E X C E L E N T E ! Gracias!

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